Sicilia zapatos

Una primavera distópica. Hibernación. Incertidumbre. Solidaridad entre la ciudadanía y un espejo roto: el de la Unión Europea. Y el de la democracia. Se evaporan. ¿Dónde queda Europa? La esperanza de que este virus destructor hiciera aflorar lo mejor de todos para cambiar el mundo por uno más unido, solidario, sostenible se evade y vuelve a trazar con fuerza las fronteras nacionales. Poderoso caballero es don pánico… En este pequeño pedazo de planeta que es Europa unos guardan celosamente sus recursos para sí Leer el resto de esta entrada »

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Crónica de un viaje

Había llegado a Samarkanda siguiendo el rastro de un manuscrito, cuya misión era grabar impresiones y vivencias de un grupo intrépido de ciclistas y aventureros, hombres y mujeres, que recorrían la antigua Ruta de la Seda de Beijing a Estambul. Como los manuscritos encontrados a lo largo de la historia gloriosa de Samarkanda, fabricados en papel de seda, con un olor inconfundible, es éste el manuscrito digital, el testimonio de un periplo entre Samarkanda y Bujara, en compañía de este grupo de entusiastas y resilientes, provenientes de Estados Unidos, Canadá, Australia, Holanda, Reino Unido y un ciclista de Cataluña.

A estas alturas, llegado a Uzbekistán, Asia Central, el manuscrito había atravesado el Desierto de Gobi, llenándose de polvo y deshojándose con fuertes vientos en contra. Había pasado por las inmensas e interminables estepas de Mongolia y Kazajstán, con su bella capital Almaty, una de las diez ciudades más ricas del mundo. Había cruzado los altiplanos de Pamir y los riscos montañosos y verdes de Kirguistán, con sus lagos a 3.000 y 4.0000 metros de altura, y bordeando la frontera de Afganistán al recorrer los meandros del río Panj en Tayikistán.

 …Y llegó a mis manos en Samarkanda para enriquecerse con el olor y el color que este lugar mítico me prometía al emprender el viaje. Ante mis ojos, de repente, el esplendor. Impresionante. Mezquitas monumentales. Y, sin embargo, una fría artificialidad en madrasas y mausoleos sin vida.

Turistas y comerciantes pueblan los espacios detrás de las fachadas. Quizás como un pálido reflejo de lo que fue el centro de la Ruta de la Seda, cuando las caravanas de camellos recalaban en esa ciudad, conectando Oriente con Occidente.

Equidistante entre China y el Mediterráneo, Samarkanda es una las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas. Sin embargo, allí el tiempo transcurre de cataclismo en cataclismo, de tabla rasa en tabla rasa. Cuando los mongoles destruyeron la ciudad en el siglo XIII, los barrios habitados se convirtieron en un montón de ruinas y de cadáveres. Toda la ciudad antigua, la Samarkanda de los selyuquíes, recubierta poco a poco por capas de arena superpuesta, no es más que una enorme meseta. Fue conquistada por los árabes, de gran importancia por haber sido quienes han traído el Islam a Asia Central y que extendieron desde allí el secreto de la fabricación del papel por el mundo; por los persas samánidas de quienes han heredado su patrimonio cultural y el idioma que hoy en día aún se habla en el seno de la mayoría de las familias; por los turcos selyuquíes, los avasallantes y destructores mongoles; y luego, en el siglo XIV por Amir Timur (Tamerlán) y sus descendientes, que la convirtieron en la capital de su Imperio, haciéndola florecer.

Hoy en día, tras terremotos devastadores, como el de 1897, se conserva este esplendor con constantes reconstrucciones, que no mantienen las líneas rectas y simétricas de los monumentales edificios, pero que evocan la hazaña de esta singular encrucijada de culturas y que esbozan la historia a partir de la sucesión de gobernantes despiadados y pueblos aterrorizados.

 Samarkanda, por encima de todo, tiene la magia de los nombres, como dijo la viajera Annemarie Schwarzenbach, y su plaza de Registán, que significa lugar de arena, es una de las más hermosas y majestuosas del mundo. Alrededor de esta plaza se yerguen tres monumentos, tres gigantescos conjuntos, torres, cúpulas, pórticos, altos muros totalmente adornados con minuciosos mosaicos, arabescos con reflejos de oro, de amatista, de turquesa y laboriosos escritos (Samarcanda, Amin Maalouf). Todo sigue siendo majestuoso, pero las torres están inclinadas, como un teatro grandioso que se resiste a los embates del tiempo y que añora las épocas gloriosas.

Deslumbrados nos adentramos en su interior con expectativas difícilmente superables…Y nos encontramos con patios, donde antes los estudiantes del Corán rezaban y se recreaban y que hoy simplemente se han reconvertido en espacios ocupados por tiendas y tenderetes, desinflando algo nuestras expectativas.

En el manuscrito, sin embargo, como última impresión queda plasmada la belleza de las fachadas de mosaicos de Samarkanda, sus amplios patios y la majestuosidad de sus mausoleos.

 Dejamos atrás la antigua capital de la Ruta de la Seda, donde se intercambiaron algo más que tejidos y víveres. Donde se mezclaron conocimientos y saberes de países lejanos y se expandió la cultura y la ciencia. Y tomamos rumbo a Bujara.

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A medio camino montamos el campamento en un campo de fútbol escolar, que a pesar de la época estival es refugio y recreo para los niños de la zona. A punto de ponerse el sol, toca desmontar una tienda plantada delante de una de las porterías y a hacer acopio de las últimas energías para jugar un partido de fútbol contra 14 niños después de un día aciago de agosto, bajo un sol inclemente, a 40ºC de temperatura y tras recorrer 126 km en bicicleta. Ganaron los niños, abandonaron el campo con jolgorio y los ciclistas se fueron a dormir para encarar otros 142 km antes de llegar a Bujara.

 Son tierras áridas. Desiertos de piedra y polvo. Campos verdes de agricultura bordeando las carreteras. Muchos campos de algodón, siendo Uzbekistán el segundo productor y exportador mundial después de Estados Unidos. El actual presidente de Uzbekistán, Mirziyoyev, más aperturista que el autoritario Karímov, que murió en 2016, ha abolido la esclavitud infantil en los campos de algodón. Hoy en día prácticamente todos los niños están escolarizados y gozan de su tiempo de recreo. En las escuelas, el idioma oficial es el uzbeko, el segundo idioma, el ruso, mientras que el idioma más común en el seno de las familias por estas latitudes es el farsi, el idioma persa.

 Llegamos a Bujara. Así como Samarkanda es hechizo azul, turquesa y oro, un bello juego caleidoscópico para la vista, Bujara es fascinación. Sus murallas y muros de color arena, ocre y naranja y sus bellas madrasas azules y verdes, te roban el aliento. Esta ciudad-oasis, con su historia milenaria, evoca el ambiente y el sabor de las Mil y Una Noches. En 1220, en plena expansión del imperio mongol, las huestes de Gengis Khan la arrasaron, igual que otras urbes de estas estepas, sin dejar piedra sobre piedra. Sin embargo, el mismo Gengis Khan ordenó salvar el minarete Kalon, un delicado fuste de mampostería de 47 metros de altura, desde donde, más tarde, se tiraron abajo a los malhechores.

Bujara tiene aún hoy el mismo color terroso que el desierto que la rodea. Y guarda una gran virtud: ser la ciudad más hermosa de la Ruta de la Seda.

En Bujara, el manuscrito se completa con seductoras imágenes de callejuelas, altivas fachadas de azulejos, una bulliciosa vida de mercaderes de alfombras persas, pañuelos de seda y tapices. Los atardeceres de la milenaria Bujara transcurren en el centro histórico alrededor de un estanque, donde se juega, se charla, se mezclan olores y aromas, restaurantes y terrazas. La exquisita hospitalidad de esta ciudad, que durante siglos ha sido hogar de judíos, zoroastrianos, musulmanes y sufíes, nos descubre un mundo de historias, relatos y leyendas. Al igual que en Samarkanda, allí se respira tolerancia. La gente acoge con amabilidad al extranjero. El Islam se presenta en su versión más moderada, a pesar de su cercanía a Afganistán. Observamos todo tipo de rasgos diferenciados en los rostros de la gente. Se utiliza el alfabeto cirílico y el latino.

dsc_0006 (1) En Bujara me despedí del ya reducido grupo de ciclistas. Dejé en manos del ciclista catalán el manuscrito para que lo enriqueciera con las experiencias acumuladas en el estado policial de Turkmenistán, en cuya capital, Ashgabat, de edificios de mármol, cristal y calles vacías, está prohibido tomar fotos, con las impresiones de un Irán en época de cambios, donde Donald Trump es un tema recurrente, porque la población sufre las sanciones, y con las emociones vividas en las colinas de Anatolia y la cosmopolita Estambul de la Turquía de Erdogan.

Con Donald Trump en el poder y los populistas de extrema derecha arrinconados in extremis, por el momento, Europa ya no puede contar con los demás por y para todo, ha de luchar solo por su propio  futuro, tal como manifestó Angela Merkel tras el anuncio de Trump de retirarse del Acuerdo de París contra el cambio climático.

Un estudio reciente, realizado por el Parlamento europeo, muestra que un 57% de la ciudadanía considera positivo pertenecer a la Unión Europea, 4 puntos más que en septiembre pasado y comparable con las cifras de 2007, antes de la crisis (58%).

El surgimiento de los movimientos de apoyo a la idea de Europa han logrado despertar las conciencias. Ahora es el momento de compromoterse. Porque Europa es real y visionaria, como dijo Susana del Río Villar. Real en sus ciudadanos y en sus defectos y errores y visionaria en sus avances. Es el momento de trazar nuestro propio futuro y así lo exigen los europeos quienes claman mayoritariamente más medidas contra el terrorismo y contra el desempleo, más protección del medio ambiente y contra el fraude fiscal.

Y una de las mayores preocupaciones de los europeos son las desigualdades entre clases sociales, así como los devastadores efectos de la crisis.

Oxfam, en su informe “Europa para la mayoría, no para unos pocos”, apunta a la austeridad y los sistemas fiscales injustos como responsables y propone algunas medidas para reducir la desigualdad. El informe resalta que Europa ha alcanzado unos niveles de desigualdad y pobreza alarmantes: “Hoy hay 123 millones de europeos viviendo en situación de pobreza mientras que el continente es el hogar de 342 millones”. La utilización de ingentes cantidades de recursos públicos para rescatar a instituciones privadas ha obligado a los contribuyentes a asumir las pérdidas, además de generar un incremento de la deuda soberana y obstaculizar el crecimiento económico. Desde 2010, el coste de los ajustes ha recaído sobre las poblaciones. Las estimaciones de Oxfam prevén que, si las políticas de austeridad se mantienen, en 2025 entre 15 y 25 millones de personas más tendrán que enfrentarse a las perspectiva de vivir en situación de pobreza. La pobreza en el seno de la Unión Europea no es una cuestión de escasez en época de crisis, sino un problema de distribución de la riqueza.

Quisiéramos tratar los aspectos más fundamentales de preocupación de la ciudadanía europea, como por ejemplo, las desigualdades y la salud. Según Oxfam, una de las medidas para paliar las desigualdades sociales es precisamente reinvertir en los servicios públicos, garantizando que la atención sanitaria y educación sean gratuitas y universales, dando prioridad a la elaboración de presupuestos con una perspectiva de género y desarrollando sistemas de protección social para colectivos vulnerables. La salud pública y las desigualdades sociales son los grandes olvidados de la austeridad europea, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según esta organización, la única forma de reconstruir la credibilidad en la UE es reducir las desigualdades sociales.

En 2006, la diferencia entre los Estados miembros con mayor y menor esperanza de vida era de ocho años en las mujeres y de catorce en los hombres. En algunos países, la diferencia entre la esperanza de vida nacional y la media de la UE ha aumentado en los últimos veinte años. Igualmente se aprecian diferencias socioeconómicas en el acceso a la asistencia sanitaria. Existe una brecha evidente de ingresos con respecto a la necesidad insatisfecha de asistencia médica.

Los gobiernos nacionales son los responsables de organizar la asistencia sanitaria y garantizar su prestación. El papel de la UE consiste en complementar las políticas nacionales. La UE cuenta con una Estrategia Sanitaria, cuyo principal instrumento es el tercer Programa de Salud 2014-2020, al que contribuyeron todos los ciudadanos interesados en las políticas sanitarias y la salud pública en una consulta pública. El aumento de la equidad en la salud constituye un elemento clave de la estrategia de salud de la Unión Europea, así como una importante dimensión de las políticas e iniciativas en ámbitos como el tabaco, la obesidad, el alcohol, los jóvenes y la salud mental.

Otro instrumento para asegurar la salud de la ciudadanía son los fondos estructurales de la UE. Invertir en el fomento del empleo, en la reducción de las desigualdades, en trabajar por la inclusión social y una vivienda digna son factores todos ellos que inciden directamente en la salud de los ciudadanos y contribuyen, por tanto a la sostenibilidad del sistema de salud.

Un gran avance para la equidad sanitaria en la UE es la tarjeta sanitaria europea. Es gratuita y da acceso a la atención sanitaria pública – estrictamente necesaria por motivos médicos – durante una estancia temporal en cualquiera de los Estados miembros de la UE, además de Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, en las mismas condiciones y al mismo precio que las personas aseguradas en ese país.

Escaños para los ciudadanos

¿Qué puede hacer en el futuro la UE y qué pueden hacer sus ciudadanos para construir la Europa en la que la economía esté conectada a la dimensión política, una Europa donde las desigualdades y el desempleo se reduzcan, donde las fuentes de energía sean sostenibles y en la que nuevos socios y nuevos mercados marcarán la estrategia de futuro?

Si comenzamos con las debilidades de la UE hemos de enumerar principalmente dos.La UE no tiene un gobierno y su toma de decisiones en el seno de sus instituciones adolece de déficit democrático siendo, muchas veces, opacas. Una de las soluciones más inmediatas, propuestas por el ex ministro italiano, Enrico Letta, podría ser la inclusión de un mayor número de ciudadanos en las decisiones europeas. Para el ex-ministro, esta solución pasaría por transformar los 73 escaños británicos en escaños europeos en el Parlamento de Estrasburgo. Los escaños europeos serían elegidos en una votación en el ámbito de la UE. Esta medida aseguraría, según Letta, unas elecciones, en 2019, genuinamente europeas, y se constituiría un parlamento con representantes que expresarán la voluntad de los 400 millones de ciudadanos, en vez de los que, como hasta ahora, son una extensión de las políticas nacionales.

La segunda debilidad es su presupuesto. Éste se elevaba en 2015  a un poco más de 140 000 millones de euros, es decir cuarenta y cinco veces menos que el conjunto de los presupuestos nacionales de los Estados miembros. Este presupuesto representa menos del 1% del PIB de la UE. En consecuencia, las políticas realizadas por la UE son de alcance mucho más limitado que las que pueden ser realizadas a nivel de cada Estado. Para el futuro, la Comisión Europea pretende que el presupuesto de la UE se financie con impuestos y tasas (IVA, tributos ambientales y Sociedades) más que con contribuciones de los socios, y propone vincular los fondos europeos a criterios como la respuesta a la presión migratoria.

¿Cual puede ser el papel de las iniciativas de base para que Europa vuelva a ser visionaria?  Algunos movimientos, como Diem25, que el próximo 9 de septiembre quiere presentarse como primer partido político transnacional de Europa, han presentado propuestas concretas – el New Deal – para una Europa de futuro, democrática y participativa. Otros, como Pulse of Europe, el European Movement International o Stand Up for Europe, han logrado dar visibilidad a la Unión Europea, a remover conciencias, a espantar miedos. Han conseguido que los ciudadanos vuelvan a identificarse con la UE, a comprometerse y a implicarse. ¿Tendrán los nuevos movimientos la fuerza y la visión para abrir el camino de una Europa más democrática?

Como decía Stéphane Hessel, ideólogo de los indignados ya fallecido: “Ahora hay que dar paso a la acción, la comunicación, el compromiso…y la esperanza.”

Europa es hoy en día un vertedero de problemas y desafíos generados a escala global, como decía el filósofo Zygmunt Bauman. Pero a diferencia del resto del planeta, y casi de manera excepcional, la Unión Europea es también un laboratorio en el que diariamente se diseñan, se discuten y se ponen a prueba en la práctica diversas formas de afrontar tales desafíos y abordar tales problemas.

La Marcha por Europa, el 25 de marzo, en el 60 aniversario del Tratado de Roma, marcará, ¡ojalá! el renacimiento del movimiento europeo ciudadano y, con ello, nuevamente, la reinvención de Europa.

Europa, como la novela moderna, siempre se ha construido sobre verdades contradictorias, plurales, poliédricas, paradójicas y esencialmente irónicas, como escribió Javier Cercas. Hace casi 300 años el Abate Saint-Pierre propuso proceder a una integración europea a raíz de una reconocida identidad europea, remarcada ya por Rousseau, y remitió su Proyecto de Paz Perpetua a Federico II de Prusia, que lo despachó con una sola frase: “Es una excelente idea, lo único que falta es convencer a los Estados europeos y algunas otras bagatelas similares”.

Reinventar Europa quiere decir no solamente convencer a los Estados, reinventar Europa es construirla desde la ciudadanía, desde las necesidades e ilusiones de los individuos. Reinventarla remontándonos a sus orígenes.

El protagonista de la civilización europea siempre ha sido el individuo, al que la literatura y el arte, desde Thomas Mann a Shakespeare y Cervantes, de Mozart a Tchaikosvky, pasando por Van Gogh, representan en su irrepetible e inagotable complejidad, y del que Kant afirma que es un fin y nunca un medio, como recuerda Claudio Magris, escritor italiano y pensador europeo. Europa, crisol del albedrío, ha enriquecido la profusión cultural del mundo con las libertades individuales.

Remitámonos a esa seña de identidad europea. Volvamos a recordar los orígenes de la Unión Europea, cuyos padres fundadores, como Jean Monnet, constató ya en 1952: “Nosotros no coligamos Estados, nosotros unimos a las personas“.

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Aún hoy, casi 15 años después de que comenzara a acuñarse el término, a implantarse en la práctica la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las empresas, a demostrarse que es un factor fundamental para que empresas y organizaciones mejoren su rendimiento y, por ende, sus beneficios, la RSC es todavía para la gran mayoría un factor incomprendido de la gestión, una etiqueta que es vista como un lavado de imagen. Sin embargo, la Responsabilidad Corporativa es un asunto de todos. Valoremos cómo nuestras decisiones y actividades dejan un impacto social y ambiental. Y hagámoslo saber.

mar del norte

Desde que las empresas pusieron en el centro de la gestión a las personas y el conocimiento, la RSC comenzó a formar parte de manera intrínseca de la gestión.

Hablar de responsabilidad de la empresa significa transparencia, promover la  eficiencia, la competitividad y la innovación y significa valores traducidos en seguridad y recursos para los trabajadores y los grupos de interés de la empresa. Significa, en resumen cumplir con el fin fundamental de una organización: dar servicio a la sociedad.

Pero no solamente hay que hacer, sino también hacerlo saber. Una empresa o institución solo es responsable si comunica a la sociedad y a sus grupos de interés los impactos generados a través de su actividad, poniendo en práctica el ejercicio de transparencia y poniendo en valor las actuaciones de las organizaciones en esta materia.

Todo ello es inseparable de la reputación, porque la reputación repercute en beneficio de la empresa y de sus trabajadores.

El primer estudio sobre la comunicación de la RSC en España, realizado por el Observatorio de la Comunicación y la Acción de la Responsabilidad Empresarial, planteaba la disyuntiva entre RSC y reputación: Es la reputación la causa o la consecuencia de la Responsabilidad Corporativa?

Aunque la disyuntiva presente un punto de partida de debate, existe una interrelación. Una organización basada en valores integrará la RSC en su gestión y, por otro lado, una gestión y  un liderazgo que aúne la visión táctica, empática y estratégica con la gestión de valores confiere reputación.

La reputación corporativa se está convirtiendo, junto con la satisfacción del cliente y el compromiso de los empleados, en uno de los indicadores no financieros más relevantes para la gestión de las organizaciones. Reputación significa alinear a los grupos de interés con la estrategia de la organización.

La buena reputación es protección del valor y es crecimiento del valor, según Angel Alloza, CEO de Corporate Excellence- Centre for Reputation Leadership. Protege a la empresa frente a las crisis y genera crecimiento sostenido.

 

Las alianzas y el partenariado cobran cada vez más importancia en la comunicación eficaz de la RSC. Porque si logramos que nuestros grupos de interés nos prescriban, hablen bien de nosotros, de nuestros conocimientos y servicios, se convierten en los principales portavoces y agentes de comunicación.

En este entorno es estratégico mantener una comunicación interactiva a través de canales escogidos y adecuados. Mantener un diálogo activo con todos los grupos de interés mediante los canales más adecuados genera valor a largo plazo y confianza sostenida.

El gran reto

Crear una red interrelacionada para comunicar, hacer y crear cultura de Responsabilidad Corporativa sigue siendo el gran reto para cualquier empresa u organización. La mayor repercusión de la RSC se sigue dando en entornos profesionales sectoriales muy afines, y poco más. Y sigue siendo un reto extender y hacer entender a toda una organización la RSC como un factor de gestión transversal, que abarca por igual los ámbitos económicos, sociales y medioambientales, donde no cabe descuidar a uno de los factores. No caben medias tintas. Es un reto global de la gestión.

Vale la pena también reconsiderar los indicadores de evaluación. Hasta ahora nos hemos centrado en contabilizar las visitas a la web, las apariciones en prensa, el número de asistentes a los diferentes actos. ¿No valdría la pena saber si los stakeholders valoran nuestra comunicación de la RSC de manera positiva o negativa? ¿Establecer canales de feedback para poder interaccionar mejor con nuestros grupos de interés? ¿Conocer el impacto de nuestras acciones de responsabilidad en el estado emocional de las personas? ¿Saber si provoca lentamente una conciencia colectiva de cambio?

La responsabilidad corporativa significa cambios continuos. Nos lleva a adentrarnos en un mar en el que algunas veces hay grandes mareas y otras veces hay calma, pero siempre hay oleaje.

Las interesantes elecciones del 20 D nos llevan a encarar un futuro incierto, donde solamente el diálogo, los compromisos y las concesiones pueden allanar el camino hacia un nuevo futuro, y solamente un nuevo liderazgo puede establecer el equilibrio entre el compromiso y el caos. El papel de este nuevo liderazgo radica en propiciar un clima que aliente la diversidad y promueva la sinergia, en el que el desacuerdo no sea sinónimo de deslealtad, en el que se revisan y cuestionan permanentemente los paradigmas, con la certeza de que son  las personas que determinan la capacidad de la organización para enfrentarse al futuro.

Esta nueva etapa nos sumerge en un mundo cuántico alejado del equilibrio, en el que se combina el orden y el caos, en el que coexisten la inestabilidad, la tensión, el conflicto y el riesgo con el aprendizaje continuo.

En esta época de incertidumbre viene a colación un artículo que escribí hace tiempo y que vuelvo a reproducir ahora. Se titula:

«El principio de incertidumbre»

El científico alemán, Werner Heisenberg, formuló en 1926 el famoso principio de incertidumbre. Dicha teoría postula que para poder predecir la posición y la velocidad futuras de una partícula, hay que ser capaz de medir con precisión su posición y velocidad actuales.

En los tiempos presentes destaca una constante: la incertidumbre. La globalización de los intercambios y la competencia, la puesta en redes mundiales de la información, el derrumbe de las grandes ideologías estructurales, la aceleración de los fenómenos migratorios, el debilitamiento de numerosos referentes morales han hecho crecer en muy poco tiempo el grado de complejidad y de incertidumbre de nuestras sociedades. Pensar en nuestro tiempo es pensar en el cambio de modelo cultural, en nuevos paradigmas, como los postulados de la complejidad, la Teoría del Caos y la Dinámica de sistemas, una metodología que permite la creación de modelos de simulación cuyos elementos están relacionados formando bucles de realimentación o feedbacks.

La concepción de un mundo estático y objetivo se derrumbó en las postrimerías del siglo XX. Tal como se derrumbó en 1900 el modelo determinista del marqués de Laplace, que sugirió la existencia de un conjunto de leyes científicas que nos permitirían predecir todo lo que sucediera en el universo, el contexto de alta inestabilidad actual ha significado la liquidación definitiva del modelo determinista y, por ende, el modelo mecánico de Newton. El físico del siglo XVII definió “el mundo como el mecanismo perfecto de un reloj”. Newton desarrolló un modelo que le permitió a la humanidad interpretar “la realidad”, otorgándole previsibilidad y objetividad. La Física, la Economía, la Antropología, la Sociología y hasta la Psicología contemporánea desarrollaron sus teorías basadas en este modelo. Hoy, la incertidumbre nos obliga a diseñar un nuevo modelo de producción y de interconexión basado en identidad, información y relación. Hoy, la ciencia y la tecnología modernas se basan en la teoría cuántica, derivada del principio de incertidumbre y que defiende la dualidad entre ondas y partículas. No hay nada previsible, nada es absoluto. Sólo la combinación de elementos nos señala un cierto número de resultados posibles.

Dice el teorema de incertidumbre que para poder predecir la posición futura hay que ser capaz de medir con precisión la posición actual. Sin embargo, la medición misma causa una alteración que imposibilita determinar la velocidad y la posición a la vez. Por lo tanto, cualquier búsqueda de solución tiene que pasar por la consideración de una realidad compleja.

O como plantea el científico norteamericano Richard Feynman: la visualización de la dualidad onda-partícula nos lleva a la suma de historias posibles. La partícula se supone que no sigue una única historia o camino en el espacio-tiempo, sino que va de un punto a otro a través de todos los caminos posibles.

La incertidumbre, en definitiva, nos lleva a sumar esfuerzos, a la interacción, a crear un espíritu de equipo. E pluribus unum. A partir de muchos, uno.

https://leydeincertidumbre.wordpress.com/page/2/

De Levi Strauss & Co a la ética empresarial en épocas de derrumbe

La crisis mundial que estamos sufriendo plantea numerosas cuestiones éticas, como por ejemplo, si debemos dar prioridad a la ayuda destinada a las poblaciones vulnerables de los países en desarrollo, o si debemos dar respuesta primero a las necesidades que tenemos a nivel local.

En este nuevo contexto, cuando las instituciones públicas no pueden suplir las necesidades de las poblaciones más vulnerables debido a los recortes en las ayudas y subvenciones, es importante poner de manifiesto el papel que juega el sector privado, los voluntarios y los ciudadanos de a pie. Las estrategias de colaboración público-privada precisan de la búsqueda de nuevas definiciones. En contraposición a la cultura asistencialista que tradicionalmente se ha llevado a cabo, surgen nuevas iniciativas que involucran a la población local y la hacen partícipe de su desarrollo.

En el mundo de la sanidad en general y en el Instituto Catalán de Oncología en particular somos testigos de esta ética y de la solidaridad, tanto por parte de las empresas, como por parte de particulares. El programa “Convivir con el cáncer”, sin presupuesto específico, alivia,  acompaña y da apoyo emocional, económico y asistencial a los enfermos y a sus familiares desde la comprensión, la empatía y la excelencia clínica. Así, por ejemplo, se imparten clases de maquillaje y reiki y se ofrece asesoría jurídica gratuita gracias a la implicación de empresas y organizaciones privadas y gracias a los voluntarios.

La solidaridad de particulares y empresas va desde donar el tiempo de uno para dedicarlo a la compañía de otro a donar, por ejemplo, la propina de un día para alegrar la vida de los enfermos con pequeños regalos.

Se trata de gestos que en estos tiempos de crisis y derrumbe suceden día a día sin enterarnos, pero que alivian un poco la vida a unos, la alegran a otros y dan fuerza siempre para continuar luchando.

Demuestran que la responsabilidad social no es una moda, ni está de baja. Entendida como una forma de gestión, arraigada y ejercida a través de los valores que impregna toda una organización o empresa, se convierte en una filosofía vital y empresarial que da el verdadero sentido a la ética. La palabra ética proviene del latín «ethĭcus», y este del griego antiguo, que deriva de «êthos», que significa carácter o lo que pertenece al carácter.

El padre de los pantalones vaqueros, pionero de la RSC

La responsabilidad social no puede ser una moda, porque siempre ha existido entre los empresarios con carácter. En eso podemos contar la historia de Levi Strauss & Co, la empresa textil más blog 2famosa de Estados Unidos, inventora de los pantalones vaqueros.

En 1984, Robert Haas, sobrino tataranieto del fundador de la empresa, estaba aterrado cuando tomó posesión del cargo de director ejecutivo. Las ventas estaban declinando y el programa de adquirir otras empresas no arrojó resultados positivos. En el pasado, Levi Strauss & Co había superado las crisis y se distinguía por su forma de hacer el bien y de pensar en los demás. Ni el terremoto de San Francisco en 1906 ni la depresión de los años 30 impidieron que se pagara siempre a los empleados y se mantuvieran los contratos sin despidos. Fue también la primera empresa que eliminó la segregación racial a principios de los años 60, a pesar de la oposición de algunos obreros y otras personas de la comunidad. Durante la recesión de 1984 tuvieron que cerrar plantas y despedir trabajadores, pero se otorgaron generosos paquetes de liquidación, beneficios médicos y financiación de programas comunitarios y de causas sociales.

“Los valores de una compañía son vitales para su éxito en la competencia”, afirmó Robert Haas. “No se puede decir una cosa y hacer otra. La gente detecta fácilmente a los farsantes. Y no practicarán los valores si uno no los pone en práctica primero.”

Levi Strauss, como otros muchos empresarios, son ejemplo de la evolución de la RSC, de cómo reconstruir los vínculos de las personas entre sí y entre ellas mismas con objetivos y valores compartidos. En definitiva, encontrar la mejor forma de vivir.

¿Qué sino son la solidaridad, la ética y la responsabilidad social?

A estas alturas muchos estamos convirtiéndonos en verdaderos expertos de la resiliencia. Porque, recordemos, que resiliencia  implica dos componentes: resistencia frente a las adversidades -capacidad para mantenerse entero cuando se es sometido a grandes exigencias y presiones-, y capacidad para sortear las dificultades, aprender de las derrotas y reconstituirse creativamente, transformando los aspectos negativos en nuevas oportunidades y ventajas.

Quizás, gracias a la movilización de los ciudadanos y a pesar de troikas,  se salve la democracia y cambien las cosas, tal como dijo Heráclito  más de veinte siglos “Nunca nos bañamos dos veces en el mismo río”. En el caso de la resiliencia ocurre lo mismo. Después de una dificultad, nunca se vuelve al mismo punto de origen.

Alimentemos esta esperanza y convirtámonos en artistas de la vida!

Interesante al respecto el pensamiento del Dr. Cyrulnik, neuropsiquiatra, psicoanalista, etólogo francés y uno de los mayores exponentes en el mundo de la teoría y práctica de la Resiliencia. Clica aquí para leer uno de sus artículos.

Érase una vez “un cuento de siempre acabar”, como reza el título de las memorias del escritor recién fallecido Medardo Fraile.  El cuento de siempre acabar… con los derechos y las igualdades de los más desfavorecidos. Como en un cuento, reflejo de las realidades más crudas, esta crisis ha reconciliado la des con la igualdad.

Estos días cuando se encuentra reunida la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU, abocada exclusivamente a la promoción de la igualdad de género y el adelanto de las mujeres, y cuando acabamos de celebrar el 112 aniversario del Día Internacional de la Mujer, hay unos hechos constatables e incontrovertibles: la mayoría de las vías de solución que se van articulando contra la crisis, en la que toda la sociedad se encuentra inmersa, parecen estar alejándose cada día un poco más de los logros sociales y políticos en igualdad y derechos.

De tal forma, que España encabeza el aumento del desempleo femenino en la UE, que se multiplicó entre 2007 y 2011, pasando del 10,9% al 22,2%. Estas cifras, vistas en el contexto europeo, nos delatan que la cuarta parte de las mujeres europeas en paro son españolas, como se ha recogido en un informe de la UGT. Este informe entronca con The Global Employment Trends for Women 2012 (GET), publicado recientemente y que deja constancia de la tendencia global en el aumento de la brecha de género.

Entre 2002 y 2007 los índices económicos de empleo y desempleo mostraron una paulatina convergencia entre hombres y mujeres. Sin embargo, a partir de 2008 se constató un claro revés de esta tendencia.

El informe GET 2012  constata que  las políticas de austeridad, llevadas a cabo entre 2011 y 2012, han duplicado las previsiones de caída  del PIB en algunos países  y señala que los 29 millones de empleos netos perdidos a nivel global no pueden recuperarse por el momento. A ello se añade la estimación a la baja del crecimiento global del PIB por parte del Fondo Monetario Internacional  (FMI), que ha llevado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT)  a predecir que en 2013 podrían perderse 2,5 millones de empleos adicionales.

En clave de mujer, estas cifras significan la destrucción de 13 millones de empleos para ellas y unas perspectivas muy poco alentadoras: no habrá una reducción significativa del paro femenino hasta 2017. Y ello sucede justamente cuando se estaba consolidando la progresiva integración de las mujeres en el mercado laboral.

Si tenemos en cuenta que el informe GET 2012 demuestra con datos y cifras que la reducción de la brecha de género mejora significativamente el crecimiento económico y los ingresos per cápita, es más necesario que nunca aplicar políticas que desafíen la línea trazada hasta estos momentos.

Porque remedios existen. Y todos lo sabemos. Una de las vías que inciden en la igualdad es la economía social responsable, en la que, entre otras, las alianzas público-privadas son puntales para impulsar el crecimiento mediante la promoción del talento femenino.

Prueba de ello es que Michelle Bachelet, hasta ahora directora ejecutiva de ONU MUJERES y ex presidenta de Chile, ha promovido la integración de la mujer mediante alianzas público-privadas como un acuerdo entre ONU Mujeres y Coca-Cola Company para desarrollar iniciativas de empoderamiento de microempresarias en distintas partes del mundo  Otro acuerdo se firmó con Microsoft para adaptar la tecnología móvil con el fin de denunciar y prevenir casos de violencia de género, y un tercero con alimentos Kraft para conseguir financiamiento con el objetivo de realizar programas de liderazgo femenino en Medio Oriente.

Esta estrategia, innovadora en organizaciones como la ONU, es aplicada también en algunas (pocas)  entidades, como el ICO (Instituto Catalán de Oncología), donde el programa “Convivir con el cáncer” promueve alianzas con empresas y entidades para ofrecer servicios de soporte a los pacientes, y donde la implantación de planes de igualdad y plataformas multidisciplinarias aumentan la competitividad y el bienestar de los profesionales en tiempos de crisis.

Si sumamos talento y valores, y conseguimos llegar a un nuevo pacto social del siglo XXI mediante la responsabilidad social evitaremos “un cuento de siempre acabar”…con los derechos de los más débiles.

Pero no hay cuento que valga. El mundo tiene que hacer frente a muchos desafíos y es hora de involucrar a las mujeres en la búsqueda de soluciones.

Con la reciente Estrategia Europa 2020, el crecimiento inteligente, sostenible e integrador se constituye como objetivo estratégico en todo el espacio europeo. En este contexto, los Parques Científicos y Tecnológicos son instrumentos claves y ejes vertebradores de la política de competitividad, contribuyendo al desarrollo de las regiones y a una mejor capacidad de innovación empresarial. Los parques científicos y tecnológicos han estado desde su creación, en 1951, un instrumento de fomento de la innovación, que se ha desarrollado durante más de 60 años y que ha sido probado y evaluado en diferentes etapas y coyunturas económicas y en más de 70 países diferentes.

El impacto de los Parques Científicos y Tecnológicos del Estado español sobre la economía y competitividad se refleja en los datos publicados por APTE (Asociación Española de Parques Científicos y Tecnológicos de España), que ofrecen un resultado muy positivo en aspectos como la ocupación y la facturación. Según este estudio, durante 2011 los parques de APTE han incrementado un 8,9% el número de entidades, superando la cifra de 6.000 empresas instaladas en sus recintos. La facturación ha aumentado considerablemente, situándose en un 8,2% por encima de los valores del año anterior. La ocupación también ha crecido en el año 2011 y se sitúa en 154.187 personas, un 6% más que en el 2010. El 18,4% de los empleados en los parques científicos y tecnológicos se dedican a tareas de I+D. En total, 28.384 personas que representan aproximadamente el 13% de la ocupación en I+D en España.

Sin embargo, la curva de aprendizaje de los Parques Científicos y Tecnológicos es larga y su fase de crecimiento, desde la toma de decisión de su lanzamiento hasta mostrar los primeros resultados, puede durar entre 5 y 10 años.

En escasamente tres años desde su constitución, Biopol’H, en una coyuntura económica y social muy adversa, ha promovido un cambio cultural hacia un nuevo sistema productivo, estableciendo puentes entre las entidades públicas generadoras de conocimiento y el mundo empresarial y tejiendo una red de relaciones entre la administración pública, las entidades sociales más relevantes de la vida económica de L’Hospitalet, así como con sus socios internos como el ICO, IDIBELL, HUB, UB e IBEC y socios externos como por ejemplo La Salle Technova, Colegio de Médicos y con otros parques científicos de Cataluña. A resultas de estas interrelaciones se han producido diversas oportunidades de negocio que han culminado en la creación de algunas spin-off dentro del espacio propio de la bioincubadora. Algunas de ellas incluso han llegado ya a participar en empresas de alcance internacional, como es el caso de VCN Biosciences y Grífols.

Los parques científicos son un modelo comprobado, que en el caso de Biopol’H ha dado excelentes resultados. Seguramente existen otros modelos. Reconfortaría que alguien tuviera el valor de proponerlos.